Francisco Tobajas Gallego
Los Gil de la Corona comenzaron su relación con Saviñán a finales del siglo XVIII, con el matrimonio en 1792 entre Antonio Gil de la Corona y Sanz de Pliegos y Josefa Yepes del Campillo. Esta familia infanzona de los Gil de la Corona, todavía posee su casa solariega en Urrea de Jalón, con su escudo nobiliario, donde se representan dos peces, que declaran su origen cántabro, de donde parece ser originario este apellido. Vecina a ella se levanta la casa solariega de la familia Trasobares. Anteriormente, los Gil de la Corona habían sido vecinos de la villa de Ejea de los Caballeros.
Como caballero hijosdalgo residente en Ejea, Juan Antonio Gil de la Corona participó en las Cortes del Reino de Aragón de 1702-1704. Para ser insaculados como diputados y para su habilitación, los hijosdalgo presentaban sus ejecutorias de infanzonía: firma en propiedad, firma posesoria, firma titular, firma sobrecarta y reales privilegios de caballeratos. Eso demostraba que entre los hidalgos existían diversos grados de infanzonía. En estas Cortes de 1702-1704 también participó el hijosdalgo José Martínez, de Saviñán.
En el padrón de infanzones e hijosdalgo del corregimiento de las Cinco Villas, llevado a cabo el 28 de diciembre de 1787, no aparecía ningún Gil de la Corona en Ejea.
El 26 de agosto de 1721, el rey resolvió que la Audiencia escuchara a Antonio Gil de la Corona, sobre la restitución de unos bienes que le pertenecían y estaban secuestrados en la villa de Ejea.
En 1750, Agustín y Andrés Gil de la Corona señalaban que en Ejea residían infanzones, que estaban insaculados en las bolsas de los oficios de la villa, como eran: justicias, jurado mayor y segundo, y síndico de Cortes, donde no se admitían a los demás vecinos que no fueran infanzones. Desde tiempo inmemorial, hasta doce años a esta parte, había habido una familia llamada Gil, cuyos descendientes por línea masculina, habían sido reputados por infanzones e hijosdalgo de sangre y solar conocido. Para distinguirse y diferenciarse de las otras familias del mismo apellido, habían tomado el renombre de Gil de la Corona, por haber tenido radicado su domicilio en el barrio y calle de la Corona de esta villa, cuyos descendientes varones habían sido reputados por infanzones, insaculándose en las bolsas de los expresados oficios, gozando de todos los honores y prerrogativas de los infanzones, sin contradicción alguna.
Hacía como ciento cincuenta años, que la familia había tenido un varón llamado Juan Gil de la Corona, que había casado en Ejea con Sabina del Bosque Díez Cruzat. Su hijo Juan Casimiro había contraído matrimonio en Ejea con Antonia Garria, y en segundas nupcias con Francisca Piñón, también en Ejea. De su primer matrimonio, Juan Casimiro había sido padre de Juan Antonio y del segundo de Agustín.
Juan Antonio había contraído matrimonio en Ejea con María Navarro, siendo padres de Andrés. Hacía unos cuarenta y dos años, que Juan Antonio había mudado su domicilio a Urrea de Jalón, donde era tenido por infanzón, sin pagar pechas ni cargas concejiles. Agustín había casado con Teresa Larcada, siendo padres de Pedro. En 1743-1745, Agustín aparece como notario domiciliado en Zaragoza. En 1779, Pedro era vecino de Zaragoza.
Andrés Gil de la Corona Navarro había casado en Urrea de Jalón con María Sanz de Pliegos, siendo padres de Antonio y Mariano.
En 1701, a instancia de Juan Antonio Gil de la Corona, la Corte del Justicia le había concedido unas letras de firma posesoria de infanzonía a su favor y en 1719 solicitó que se le concediese sobrecarta de esta firma, que se despachó en 1745. Por auto de 20 de abril de 1746, se mandó que el ayuntamiento de Urrea empadronara a Andrés Gil en la lista de infanzones. En 1750 se mandaba despachar Real Provisión, para que se notificara a los ayuntamientos de Ejea, Urrea y Zaragoza, y al conde de Aranda, por si tuvieran que alegar sobre su contenido en diez días.
El 6 de febrero de 1727, el conde de Aranda nombró a Juan Antonio Gil de la Corona, secretario del ayuntamiento de Urrea de Jalón. El 29 de octubre de 1759, al quedar vacante esta plaza, el conde de Aranda nombraba nuevo secretario del ayuntamiento y del Juzgado a José y a Juan Francisco Baquerizo, respectivamente.
Ante el notario Juan Francisco Baquerizo, de Urrea de Jalón, Juan Antonio Gil de la Corona, notario real, y María Navarro, vecinos de Urrea de Jalón, otorgaron testamento el 21 de julio de 1753.
En él señalaban su deseo de ser enterrados en la parroquia de esta villa, gastando por cada uno de ellos 57 libras. El sobrante de todos los gastos funerarios, se aplicarían en misas. Debían celebrarse cien misas en el convento de San Cristóbal de Alpartir y el resto las dejaban a disposición de Fr. Juan Gil de la Corona y Fr. Francisco Gil de la Corona, sus hijos frailes de la orden de San Francisco.
Debían pagarse todas sus deudas. Nombraban herederos a Fr. Juan, Fr. Francisco, Andrés, María Antonia, Isabelana y Catalina, sus hijos. De gracia especial dejaban 50 libras a María Antonia en ropa blanca, o en otra especie que a sus herederos pareciera, una vez trascurridos tres años del fallecimiento de los testadores.
A su nieta María Magdalena, hija de Andrés Gil de la Corona y María Pliegos, le dejaban de gracia especial seis sábanas, tres de lino y tres de cáñamo, para cuando tomara estado. Y para este fin le cedían también, el derecho que les pertenecía del cobro del legado del licenciado Francisco García, por su hijo Fr. Francisco Gil, según constaba en su testamento, otorgado antes de su profesión en el convento de Jesús de Zaragoza, a excepción de 100 reales, que servirían para que este último socorriera sus necesidades. Nombraban herederos del resto de los bienes a sus hijas Isabelana y Catalina. Y ejecutores de su testamento a sus hijos Fr. Juan, Fr. Francisco y Andrés, y a Agustín, hermano del otorgante, domiciliado en Zaragoza.
En Urrea de Jalón y ante el mismo notario, el 10 de enero de 1758, María Navarro, viuda de Juan Antonio Gil de la Corona, como heredera, según su testamento otorgado el 21 de julio de 1753, nombraba procurador a Eusebio Estepa, su yerno y vecino de Urrea, para que en su nombre pudiera recibir y cobrar dinero de pensiones de censales, treudos y arrendamientos. También le daba poder para pleitos. En virtud de este poder, Eusebio Estepa nombraba en Zaragoza, el 9 de mayo de 1758, a varios procuradores para pleitos de la Real Audiencia de Aragón.
El 16 de enero de 1770, una Real Provisión del Real Consejo señalaba que un pleito, que en grado de revista se seguía en la Real Audiencia, entre Manuel de Pliegos y Antonio Gil de la Corona, sobre pertenencia de bienes, se viera con los ministros de una sala, no de las dos salas como se había pedido, y con asistencia del regente. Antonio Gil de la Corona, oficial del Cuerpo de voluntarios de Infantería de Aragón y residente en la Corte, Jacinto Compaño, que estaba casado con Mª Antonia Pliegos, vecinos de Zaragoza, y José García Pliegos, labrador y vecino de Urrea de Jalón, seguían un pleito en la Real Audiencia con Manuel Pliegos y otros, sobre la pertenencia de varios bienes, que constaban en el testamento otorgado por Miguel Pliegos, por fallecimiento de su hijo Manuel sin haber tomado estado.
El 12 de septiembre de 1792 y ante el notario de Morés, Pedro Enguid, Pedro Santos Gil, labrador de Cariñena, procurador de su mujer Manuela López, vendía a Antonio Gil de la Corona, capitán retirado del Regimiento de Voluntarios de Andalucía y vecino de Urrea de Jalón, 72 sueldos de censo, que se debían pagar el día de la fecha de la escritura, por 220 libras de propiedad, que reconocía haber recibido.
El 26 de noviembre de 1792 y en Saviñán, Antonio Gil de la Corona y Sanz de Pliegos, capitán agregado al Estado Mayor de Zaragoza, casaba a las seis de la tarde en casas de la novia, con Josefa Yepes del Campillo (1769-1862). Y el 3 de diciembre en el palacio del conde de Aranda de Épila, ante Joaquín Castar, racionero de la iglesia de la villa y en presencia del regente de Saviñán, ratificaron sus consentimientos Antonio Gil y Josefa Yepes, en orden al matrimonio que Ignacio Gil, procurador de Antonio Gil, había acordado con Josefa Yepes. En Urrea nacerían los tres hijos del matrimonio de los que tenemos noticia: Francisco (h1804-1846), Soledad, que casaría en Saviñán y en 1852 con Camilo Sanz Marqueta, de Brea, y Antonio (h1810-1886). La familia pasó a vivir a Saviñán antes de 1846, año que los libros parroquiales de San Pedro, registraban el fallecimiento de Francisco Gil de la Corona Yepes, que se enterró en el cementerio de la Señoría.
Ignacio Gil de la Corona, procurador de su pariente Antonio, residía en Morés, donde su familia ya estaba asentada a principios del siglo XVIII. Ignacio Gil Cortés casaría con Francisca Melús Gracián, siendo padres en 1737 de Ignacio, que casaría con Francisca Lafuente Serrano. Serán padres de: Ignacio, que casaría en 1800 con Teresa Garcés, Rosalía, que casaría en 1801 con Pascual Chueca Martínez, Feliciana, que casaría en 1811 con Joaquín Lozano, y Joaquina, que casaría en 1813 con Celidonio Elizaga. A esta familia pertenecía el escritor y político Faustino Sancho y Gil (1850-1896).
Antonio Gil de la Corona Yepes (h1810-1886) casó en Saviñán en 1858 con Manuela Trasobares Gil de la Corona (h1829-1883). El matrimonio tuvo al menos tres hijos: Antonio (1859-1859), Isidro (1860-1862) y Francisco (1863-1912). El 6 de marzo de 1885, a las seis de la tarde y en casa de la habitación de la novia, casaban Francisco Gil de la Corona Trasobares con Carmen Gracián Campos (1861-1947). Su hija Manuela Gil de la Corona Gracián casó en 1914 con Nicolás García Fando, de Ricla. El matrimonio tuvo dos hijos: Francisco (1915-1938) que falleció en Cella durante la guerra civil, siendo alférez provisional, y Fernando (1917-1987), que casó en 1944 en Santa Engracia de Zaragoza, con Teresa Renovales Chiloeches.
Documentos consultados:
Archivo Histórico Provincial de Zaragoza, AHPZ, Informes probanza de nobleza, P/001786/0016.
AHPZ, Nombramientos de oficios públicos, P/001786/0010.
AHPZ, Reales Órdenes, J/001096/0024, J/000853/0004 y J/000855/0016.
Archivo Municipal de Calatayud, notario Pedro Enguid, Libro 0002461.
Archivo Parroquial de Saviñán, Quinque libri de la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol.
Fantoni y Benedí, R. (1996): «Caballeros hijosdalgo en las Cortes del Reino de 1702-1704 residentes en las provincias de Zaragoza y Teruel», Emblemata, 2, 165-182.
-(1999) «Padrón de infanzones e hijosdalgo del corregimiento de las Cinco Villas, 1737-1787», Hidalguía, 273.