PRESENTACIÓN DEL LIBRO
EL FINAL DE LAS COMUNIDADES HISTÓRICAS ARAGONESAS
Francisco Tobajas Gallego
El 4 de octubre de 2018 tuvo lugar la presentación del libro de Pascual Diarte, titulado El final de las Comunidades históricas aragonesas, en la que participaron la Comarca Comunidad de Calatayud y el Centro de Estudios Bilbilitanos. El acto se llevó a cabo en el Salón de Actos de la Comarca Comunidad de Calatayud, el mismo edifico que ocupó la histórica Comunidad de Calatayud hasta su desaparición en 1850. Acompañaron al autor el presidente de la Comarca de Calatayud, Ramón Duce, y el presidente del CEB, José Ángel Urzay, que consideró este libro como necesario e imprescindible.
Pascual Diarte señaló que tanto su tesis doctoral como su primer libro estaban dedicados a la Comunidad de Daroca. A raíz del hallazgo de un expediente de las Juntas de las Comunidades de Calatayud y Daroca en el archivo de la Diputación Provincial y de una valiosa documentación, que recogía la última etapa de la Comunidad de Calatayud, desde 1836 a 1850, que había encontrado en el Archivo Municipal de Calatayud en julio de 2011, el autor se animó a completar sus otros trabajos, prestando especial interés en la Comunidad de Calatayud.
El autor confesó que al escribir este libro, un ensayo histórico con tratamiento didáctico, había tenido presente a todos los posibles lectores. La base principal de este libro es la evolución del proceso de liquidación económica e institucional de la Comunidad de Calatayud. El autor señaló que las Comunidades históricas aragonesas, unas instituciones peculiares y poco conocidas, habían nacido como reacción a la dependencia de la ciudad que las gobernaba. Las Comunidades gozaron de autogobierno, autofinanciación, de símbolos corporativos, escudos y de jurisdicción propia, que recogían en ordinaciones u ordenanzas. Las Comunidades ocuparon territorios de frontera, inicialmente con los musulmanes y luego con Castilla. A la Comunidad de Calatayud pertenecían cincuenta pueblos o lugares, que estaban divididos en seis sesmas o ríos. También era dueña de las Señorías de Terrer y de Saviñán, que eran el principal sustento de la Comunidad.
Ya en el siglo XIX los liberales pidieron la desaparición de estas históricas comunidades, porque las consideraban vasalláticas. Desconocían su labor y no entendían su mantenimiento en aquella época de libertades. Ya entonces la Comunidades aragonesas se encontraban muy endeudadas, debido principalmente a las exigencias pecuniarias de la corona, cada vez mayores. Las Comunidades pagaban estos tributos con sus rentas propias y con repartos entre los pueblos que las componían. Con el tiempo los gastos fueron en aumento, frente a unas rentas propias muy menguadas.
El día 7 de julio de 1850 tendría lugar la última reunión de la Junta Liquidadora de la Comunidad de Calatayud, en la que fueron llamados todos los acreedores censalistas, para elegir a cinco miembros que debían repartir los últimos bienes que quedaban. La Comunidad de Calatayud desapareció en 1850, siendo adjudicada a su mayor acreedor, el conde de Argillo.