Primeros años

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“Una tarde viene a morir junto a mis pies un nacional de caballería al lado de las columnas que sostienen el balcón en que predicó San Vicente en la plaza Mayor. ¡Tristes recuerdos los primeros de mi niñez”

Vicente José Valero de la Fuente Condón y Bueno nació un 29 de enero del año 1817 en el domicilio de su familia, sito frente a las casas consistoriales, y junto al balcón donde había predicado San Vicente Ferrer, devoción materna de la que tomó su nombre, además de la del santo del día, San Valero.

Junto al balcón donde predicó San Vicente Ferrer se encontraba el domicilio de la familia de la Fuente en 1817 .

Su familia, perteneciente a la burguesía bilbilitana, eran comerciantes llegados en el siglo anterior a la ciudad de Calatayud. Sus antepasados eran originarios de Cuenca ciudad en la cual habían ejercido el cargo de escribanos públicos.

José de la Fuente Revuelto , padre de Vicente de la Fuente. Su relación epistolar fue frecuente a lo largo hasta la muerte de éste en 1861 .

Las convulsiones políticas que trajo consigo el trienio liberal (1821-1823) afectaron de lleno a su entorno más cercano ya que José de la Fuente, su padre, se significó en aquel momento con un cargo dentro del ayuntamiento. Vicente relataba así algunos de sus ingratos recuerdos de infancia:

«Una noche de verano del año 1822…desde la sala del piso principal de la casa donde vivía…se oían las canciones insultantes, vociferaciones, trágalas y mueras que una turba…cantaba y dirigía a la puerta de la botiga o tienda, amenazando subir al balcón y tirar por él a nuestro padre, que ningún mal les había hecho…”.

Esta vista de Calatayud, reproducida a tinta por el mismo Vicente de la Fuente, nos da idea del aspecto de la ciudad a mediados del siglo XIX.

Los años posteriores, aunque alejado de su ciudad natal a causa de sus estudios y profesión, Vicente no fue ajeno al devenir de los acontecimientos, muchas veces tristes, que aquí sucedían alternando sus temporadas en su amada patria chica, con una frecuente actividad epistolar con su familia, a la cual se encontraba muy unido.

En la relación epistolar con su familia era frecuente la aparición de los estragos producidos por el cólera. Rogativa del año 1885 en la iglesia de Capuchinas contra la epidemia de cólera.

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