Dos fotografías de Calatayud de Robert Gillon

Francisco Tobajas Gallego

            Robert Paul Raymon Gillon (Courtrai, Bélgica, 1884- Ídem, 1972), abogado de profesión, fue militante del Partido Liberal y presidente del Senado belga en tres ocasiones. Más tarde desempeñaría la cartera de Estado o de Asuntos Exteriores. Fue un destacado hispanista, visitando nuestro país en varias ocasiones. Fue fundador y presidente de Honor de la Asociación España-Bélgica, siendo distinguido con la Medalla de Plata de Segovia, que le fue impuesta por el embajador de España en Bruselas en 1968, así como el «Acueducto de oro», pues uno de sus libros estaba dedicado a esta ciudad. En 1964 se le había concedido la Orden del Mérito Civil, siendo académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

            Editó cinco tomos de sus Silhouettes espagnoles. En el tomo IV, publicado en Bruselas en 1954, se incluye un capítulo dedicado al castillo del Papa Luna de Peñíscola y otro a su visita a Saviñán, que titula «Saviñán et le tío Pedro».

            En aquella ocasión Gillon y sus amigos viajaron en coche desde Huesca a Zaragoza, donde tomaron la carretera general de Madrid a Barcelona. Desde El Frasno se dirigieron hasta Saviñán, un pueblo de apariencia modesta, coronado por un castillo bastante ruinoso, según escribía. Esta vez los viajeros no querían visitar viejas piedras, sino el cráneo del Papa Luna que, según sus investigaciones, se guardaba en el palacio.

            El sacristán de la parroquia les condujo hasta el palacio, delante de una plaza llena de luz. Gillon escribía que el palacio era un edificio macizo y sólido, con una puerta arqueada, coronada con un hermoso escudo. A ambos lados, los grandes ventanales enrejados le recordaban las casas consistoriales de Jaca. La puerta se encontraba abierta y un muchacho vestido de blanco estaba a punto de entrar.

            Los viajeros fueron recibidos por José Ignacio Olazábal y Bordiu, al que confiaron su deseo de ver el cráneo del Papa Luna. Olazábal los llevó a una sala amplia y alargada, con una ventana al fondo. De las paredes colgaban grandes cuadros de tonalidades sombrías, inspirados en Ribera y en su maestro Caravaggio. Hermosos muebles y un brasero completaban la decoración de la sala. En una mesa se amontonaban viejos papeles y pergaminos. Hacia la mitad de la sala, a mano izquierda, se abría la puerta de un oratorio. Dentro de él, en un armario donde se guardaban varios utensilios utilizados para el culto, se encontraba una pequeña urna portátil, en cuyo frontón aparecía el escudo de los Luna. Olazábal la abrió y allí encontraron el cráneo del Papa Luna, que los miraba con un ojo de cíclope. El otro ojo y la nariz habían desaparecido. Olazábal lo llamaba familiarmente el tío Pedro.

            Gillon y sus amigos se interesaron por las circunstancias que habían llevado al cráneo del Papa Luna a este palacio y Olazábal les contó la historia, invitando a los viajeros a visitar el palacio de los Luna de Illueca, que no conocían.

Gillon fotografió el cráneo del Papa Luna, el jardín del palacio y la familia de José Ignacio Olazábal, quien invitó a los viajeros a desayunar. Gillon y sus acompañantes declinaron la invitación, pues tenían que seguir su ruta hacia Calatayud y Daroca, donde querían ver los Corporales.

            Para ilustrar este artículo dedicado al Papa Luna se incluyeron en el libro tres fotografías: el cráneo del Papa Luna en su urna portátil, la familia numerosa de Olazábal asomada a un gran ventanal enrejado y una vista general de Illueca, con el palacio de los Luna dominando la villa.

En mi colección particular guardo otras fotografías de Gillon. En una de ellas aparece la familia de José Ignacio de Olazábal al completo, a las puertas del palacio de Saviñán, con algunos muchachos curiosos alrededor. Fue tomada el domingo 17 de septiembre de 1950, según se apunta en el reverso, coincidiendo con la visita al palacio. Al día siguiente, de camino a Borja, Gillon tomó una fotografía de Illueca con el palacio de los Luna señoreando el paisaje, que es la misma que se incluyó en el capítulo dedicado al Papa Luna del tomo IV de Silhouettes espagnoles.

Conservo también dos fotografías que tomó Gillon de Calatayud el viernes 22 de septiembre de 1961, desde la antigua carretera nacional, dirección Madrid, en un nuevo viaje por estas tierras. Son las que ilustran esta pequeña reseña, casi sesenta años después.

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